Se refiere al comportamiento de los padres y/o adultos responsables enfocado en el interés superior del niño o niña, que no es violento y que, al contrario, ofrece reconocimiento y orientación y establece límites que permitan el desarrollo pleno de niños y niñas.
El objetivo de la tarea de ser padres es, sin duda, una misión compleja de llevar a cabo, porque implica afrontar múltiples desafíos y oportunidades de aprendizaje. Los padres se sienten demandados por las altas exigencias que provienen de distintos ámbitos.
“Tenemos a padres y madres estresados lidiando con el trabajo, lo doméstico y la crianza. Vivimos en una sociedad que no genera espacios para la parentalidad positiva”, señala la psicóloga Ana María Salinas -especialista en Terapia de Interacción entre Padres e Hijos (PCIT por la sigla en inglés) y agrega que “todos los padres y las madres requieren apoyos para criar y educar adecuadamente a sus hijos. El aprendizaje de habilidades parentales demuestra ser una potente estrategia para que los padres logren un mayor sentimiento de autoeficacia y competencia”.
La parentalidad positiva se basa en el respeto, en la tolerancia, la comprensión mutua y en la búsqueda de acuerdos que contribuyan al desarrollo de las capacidades de nuestros hijos. La cuestión clave es promover relaciones positivas entre padres e hijos, fundadas en el ejercicio de la responsabilidad parental, que garanticen los derechos del niño o niña en el seno de la familia y fomenten su desarrollo y bienestar.
Principios de la parentalidad positiva
- Vínculos afectivos cálidos, protectores y estables para que los menores se sientan aceptados y queridos.
- Entorno estructurado, que proporciona modelo, guía y supervisión para que los menores aprendan las normas y valores.
- Estimulación y apoyo al aprendizaje cotidiano y escolar para el fomento de la motivación y de sus capacidades.
- Reconocimiento del valor de los hijos e hijas, mostrar interés por su mundo, validar sus experiencias, implicarse en sus preocupaciones, responder a sus necesidades.
- Capacitación de los hijos e hijas, potenciando su percepción de que son agentes activos.
- Educación sin violencia, excluyendo toda forma de castigo físico o psicológico degradante.
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