- Desde la primera edición de “No enmudecer” Fundación Ciudad del Niño ha apoyado la lucha de la comunidad chilota para erradicar el abuso sexual infantil y crear conciencia sobre este flagelo.
La iniciativa “No enmudecer” surge el año 2010 en la Región de Los Lagos y tiene como misión combatir los delitos sexuales que afectan especialmente a niños, niñas y adolescentes, traspasar conocimientos y experiencias para educar y entregar herramientas a todos quienes trabajan por el bien superior del niño.
Desde el principio, Fundación Ciudad del Niño se sumó a este esfuerzo, poniendo a disposición la experiencia de sus profesionales y el aporte de expertos reconocidos a nivel nacional e internacional.
También ha participado en coordinación con instituciones públicas, servicios, personas particulares, dirigentes sociales, medios de comunicación, entre otros, para visibilizar la dura realidad que viven miles de niños, niñas y adolescentes de la Isla de Chiloé, y fomentar las mejores prácticas de prevención e intervención.
El vínculo de la Fundación Ciudad del Niño con la isla se remonta a 1964, con la creación de la residencia para niñas en la ciudad de Castro. Desde entonces, ha sido parte de los múltiples esfuerzos por sensibilizar a la población en la protección y bienestar de la niñez en situación de vulnerabilidad.
Posteriormente, en 1997 amplió su presencia en el territorio con la instalación de un programa de diagnóstico y en los años posteriores implementó programas de maltrato grave en Castro, Chiloé, Quellón y Ancud, los cuales han brindado atención a miles de niños, niñas y adolescentes y sus familias.
A lo anterior se suma la presencia del programa de intervención especializado Ciudad del Niño Castro, el cual ha atendido a cientos de NNA de toda la isla, que se encuentran gravemente vulnerados en sus derechos, siendo el conflicto grave con los padres, la socialización callejera, experiencias de agresión sexual en la infancia, entre otros, las principales causas de ingreso.
Durante este tiempo, se ha podido observar la importancia de aunar estrategias institucionales a todo nivel, que permitan generar prácticas que prevengan la ocurrencia de cualquier tipo de vulneración a los NNA, incluidas las agresiones sexuales.
En este sentido ha sido pieza fundamental la realización de seminarios, conversatorios y mesas de trabajo, por nombrar algunos, donde organismos colaboradores, SENAME, Tribunales de Familia, Carabineros de Chile y otros actores relacionados con la niñez, han podido contar con un canal de comunicación estable y fluido a través del cual han podido conocer experiencias, metodologías, generar mejoras en los procesos de atención y establecer mecanismos que han permitido a las instituciones prever y adaptarse a nuevos escenarios.
De acuerdo al Centro de Estudios y Análisis de Delito, durante el 2020 en la Isla de Chiloé se han efectuado 19 denuncias de violencia intrafamiliar contra un menor de edad, es decir, algún integrante de la familia, padre, madre, abuelo, tía, primo, o alguien cercano al círculo familiar abusó de un NNA de forma psicológica, física o sexual.
Pero, ¿cuál es el perfil de quien comete este tipo de delitos?
De acuerdo a investigaciones realizadas por Fundación Ciudad del Niño, la mayoría de estos hechos son llevados a cabo generalmente por personas que demuestran ser responsables y respetables, es un integrante o es cercano a la familia, buscan poder frente al agresor y además tienen un sentimiento de superioridad frente a él.
En cuanto al afectado, no existe un perfil o característica específica que determine la ocurrencia de un abuso sexual infantil en un tipo de NNA y en otros no, se da en todas las clases sociales, religiones y niveles socioculturales.
No obstante, se han identificado algunas características que constituyen factores de riesgo para la ocurrencia de estos delitos, como lo son: la falta de educación sexual, baja autoestima, necesidad de afecto y/o atención, dificultades en el desarrollo, tendencia a la sumisión, baja capacidad de toma de decisiones y timidez o retraimiento.
Los agresores son los únicos responsables y culpables del delito de abuso sexual. Los NNA son víctimas silenciosas e inocentes a quienes la sociedad debe proteger, por ello es importante trabajar en la prevención, a través de la labor que se hace con las redes y educando a los menores de edad, enseñándoles a distinguir comportamientos que puedan causarles daño, respondiendo a las necesidades de quienes están en situación de riesgo, dándoles apoyo cuando lo pidan y siempre creyendo cuando señalen algún caso de abuso.
Para erradicar esta realidad debemos ser conscientes de que existe y denunciar estos hechos, porque nuestro deber como adultos es proteger a la víctima y no al agresor, es decir, “No enmudecer”.